Descripción
La marca gallega de surf Ula Ola acaba de presentar una nueva tecnología 100% gallega para la fabricación de quillas de surf con materiales orgánicos y queríamos hablar con Pablo Blanco para conocer más sobre este interesante proyecto de I + D + i en el mundo del surf. A continuación se muestra la historia de estas nuevas quillas.
Cuando analizamos la industria del surf con ojo crítico nos encontramos con una serie de hechos que desde hace tiempo nos parecen inamovibles. La elección de materiales para hacer quillas parece ser una de ellas. Dejando de lado las versiones de baja calidad fabricadas con plásticos inyectados, el rey del material de la quilla es el llamado G10 y sus variantes.
G10 es como se le llama un compuesto de poliéster / resina epoxi + fibra de vidrio. Este material ofrece bastante buenas cualidades de flexibilidad y durabilidad, es fácil de mecanizar y lijar, mientras que tiene evidentes inconvenientes que todo el que lo ha trabajado conoce. Por ejemplo, las partículas resultantes del lijado del vidrio en las quillas son altamente cancerígenas si las respiran los trabajadores. El proceso de endurecimiento de la resina de poliéster no es menos preocupante, ya que se emiten vapores que son difíciles de filtrar a través de las máscaras que utilizamos. La exposición prolongada es fatal, más aún en los pequeños talleres donde carecemos de las condiciones óptimas para la ventilación y succión.
Cuando comencé a buscar nuevos materiales para mis quillas, lo primero que pensé fue la madera. Me tomó casi un año lograr un producto funcional, aunque costoso y complejo de fabricar. La mayoría de los fabricantes resuelven este problema utilizando grandes cantidades de poliéster y vidrio. Esto mantiene un impecable aspecto de quilla de madera, pero el uso de esos materiales me acercaría más a lo que pretendía evitar desde el principio.
Entre intentos, comencé a experimentar con laminados de alta presión de resinas fenólicas y fibras vegetales, un material comúnmente utilizado en la industria de la construcción. Los resultados fueron asombrosos.
El material está compuesto por un 60 o 70% de papel kraft, siempre dependiendo del fabricante. Es un poco menos flexible que el G10, pero mucho más resistente a las fracturas y a las inclemencias del tiempo.
Mi conclusión es que trabajar con este material es menos peligroso para la salud y es perfectamente posible que la mitad del material sea de origen vegetal.